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viernes, 22 de marzo de 2013

Una chica casi buena

Wonderful Things

O cosas bonitas


Cada mañana Virginia Esteve sorprende a seguidores y amigos con un soplo de belleza desde su página de Facebook  Wonderful Things. 
Virginia elige con sumo cuidado pequeños fragmentos del lado más amable y sensible de la vida y nos los sirve en bandeja de plata: flores silvestres, porcelana china, tortilla de patata, cristal de Bohemia, huevos de pascua, preciosas cuberterías con minuciosas filigranas, manteles de hilo que acogen en su seno deliciosos manjares, o simplemente lugares dignos de una mirada como un paseo de ronda en la costa italiana o la cúpula del Palau de la Música de Catalunya…

Imágenes elocuentes, libres de comentarios. Trozos de vida que nos empujan a vivir con estilo, a paladear todos y cada uno de esos segundos fugaces susceptibles de escapársenos de la memoria sin la fortuna de ser paladeados con el suficiente detenimiento. 

No os perdáis la magia de estas cosas bonitas elegidas con esmero por una publicitaria de raza que exprime el buen gusto y el estilo de vida y nos invita a beberlo con generosidad y constancia. Seguirla en Facebook, y así cada día os regalaréis una dosis de vida sana y positivismo. Hacer de esta práctica un ejercicio diario para fortalecer el ánimo y haréis que vuestra vida sea, por contagio, bella.

Diferente por ser una Fan

Virginia es una Fan. Una Fan de su chico, de su familia, de sus amigos y de sus pasiones. Va de dura y de agnóstica, pero conozco a pocas personas con un corazón tan blandito, y tan generoso. No es de las que reza, ni de las  evangelizadoras. Crítica con todo lo que huela a fariseo, ella ejerce la coherencia con su propio credo: la igualdad social, la lealtad, y el sentido de pertenencia a un grupo. Deportista de sillón en su madurez, no se pierde una olimpiada ni un partido de su equipo, el Barça of course. Vivió de joven  el automovilismo dando apoyo profesional a algunos de los mejores pilotos de su generación, y aprendió a montar caballos y a darle a una raqueta.

Un día, decidió hacer feliz al amor de su vida renunciando a tener hijos. Y lo hizo de forma tan sublime que nunca reconocerá en ese acto generosidad alguna. Nunca la he visto faltar el respeto a nadie de forma mal intencionada. Aunque todo el que la conoce la teme como enemigo. Juez implacable de lo que no comulga con ella, tiene una lengua afilada y un verbo árido para los que no gozan de su devoción. No comparto con ella su proclama contra el mínimo esfuerzo en el trabajo. Ni la creó a ella cuando presume de eso. Ha sido mi socia, mi coautora, mi enfermera, mi lazarillo, mi consejera, mi corrector ortográfico, mi compañera de viaje, mi organizadora de eventos, mi crítica y mi publicista. Todo sin darle valor, como el que no quiere la cosa. Es la sal de la fiesta exclusiva en la que participa, aunque le guste elegir el disfraz de vinagre. Si aún no la conoces o dudas de mis palabras visita su  página en Facebook donde casi todo lo que he dicho esta abierto al público.

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